Salud sexual y Adolescencia. Papel del Personal Sanitario. MU
Promoción de salud reproductiva y sexual en la adolescencia.
¿Qué implica?
Sexualidad y adolescencia
La sexualidad, como lo define la Organización Mundial de la Salud en 2002, es un aspecto central del curso de la vida humana y abarca el sexo, la identidad y los roles de genero, orientación sexual, intimidad y la reproducción. Aunque la sexualidad puede ser experimentada y/o expresada en pensamientos, fantasías, deseos, creencias, valores, comportamientos, roles y relaciones, no todas las dimensiones de la sexualidad se experimentan o se expresan. La sexualidad individual está influida por una variedad de factores, incluyendo factores biológicos, psicológicos, familiares, sociales, políticos, culturales, y los factores religiosos. Antes de la adolescencia, en la infancia temprana, los niños suelen ser curiosos y hacer preguntas sobre el sexo, las partes del cuerpo, las diferencias entre niños y niñas, y de dónde vienen los bebés. Sin embargo, no todos los padres hablan de sexo con sus hijos. En los Estados Unidos (EU), son mucho más frecuente que las madres hablen de sexo con sus hijos, aunque se sienten más cómodas haciéndolo con sus hijas que son sus hijos.
Un estudio reciente realizado con adolescentes del estado de California en EU, encontró que los adolescentes quienes mantenían una comunicación más fluida respecto con cuestiones relacionadas con el sexo con sus padres, tenían vínculos familiares más fuertes y se sentían mucho más dispuestos a conversar sobre estos tópicos con sus padres. Esta claro que los vínculos familiares y la normalidad con que se pueda abordar este tema en la familia, puede desentrañar algunas cuestiones confusas para los adolescentes que surgen de medios de comunicación y sus congéneres.
Los adolescentes deben ser alentados a hablar con la figura que represente un proveedor de salud en su comunidad, quizás en nuestro caso los médicos, pediatras y enfermeras que disponen de mejor fuente de información y quizás también por que los padres y los maestros pueden tener una figura punitiva para los adolescentes. Existe información contrastada que los adolescentes varones que recibieron instrucción sobre la prevención del SIDA y la educación sexual en la escuela eran más propensos a tener menos parejas sexuales, participar en un menor número de actos sexuales y usar condones de manera más consistente que los que no recibieron tal información. Sin embargo, los adolescentes deben comprender la potencial influencia negativa de los medios de comunicación e Internet, ya que los mensajes de salud sexual negativos de estas fuentes pueden conducir a conductas sexuales de riesgo.
Comportamiento sexual y sus consecuencias
La conducta sexual es una parte normal del desarrollo de los individuos. De acuerdo con la Vigilancia de Comportamiento de Riesgo Juvenil (Youth Risk Behavior Surveillance /YRBS) de EU, más de la mitad (59,6%) de los adolescentes varones en edad escolar informan que han tenido relaciones sexuales entre los 17 y los 18 años. Los datos de la Vigilancia Nacional de Crecimiento Familiar (National Survey of Family Growth /NSFG) de EU indican que dentro los varones de entre 15 y 19 años de edad quienes no habían tenido nunca sexo vaginal, una cuarta parte reporto participar de sexo oral o masturbación reciproca. Por otro lado los adolescentes varones reportan una edad más temprana para el debut sexual y tener más parejas sexuales respecto a las mujeres que son de por si factores de riesgo para tener ETS.
Un número considerable de hombres jóvenes también reportan involucrarse en comportamientos sexuales de alto riesgo. Los datos del 2009 de Vigilancia de Comportamiento de Riesgo Juvenil (YRBS) indican que entre los estudiantes de secundaria del sexo masculino, 25,9% informó el uso de alcohol o drogas antes de la última relación sexual, 16.2% reportó 4 o más parejas sexuales en su corta vida y el 8,4% informó haber iniciado las relaciones sexuales a los 13 años de edad o incluso más jóvenes. Del 2002 NSFG también mostró que entre los jóvenes de 15 a 19 años, el 28,6% informó que no utilizo el condón en su última relación sexual vaginal, 11.1% reportó participar en sexo anal con una pareja femenina, y el 5,6% informó tener relaciones sexuales con una prostituta o una persona infectada por el VIH.
La participación en las conductas sexuales coloca a los jóvenes y sus parejas en riesgo de eventos negativos relacionados a su salud y embarazo no deseado. Aunque no existen datos específicos en nuestro medio, se puede extrapolar el de otros países desarrollados, donde los jóvenes adultos entre los 15 y 24 años representan una cuarta parte de la población sexualmente activa y se estima que la mitad de los casos de ETS ocurren en ese grupo etáreo. Las ETS más comunes son la Clamidia Trachomatis, la Gonorrea, la infección por el VPH, el VIH y la triconomiasis.
A nivel global en los países desarrollados existe una reducción en el número de nacimientos no deseados entre adolescentes. Aún así, en EU se estima que 1 de cada 20 adolescentes mujeres quedan embarazadas cada año; la mayoría de los embarazos siguen un curso natura con 57 % de nacimientos, 27 % sin abortos inducidos y un 16 % de pérdida fetal. La mayoría de los embarazos acontecen con una pareja que le lleva 2 o más años a la mujer.
Las consecuencias de los embarazos y las ETS en los adolescentes son amplias y constituyen un gran coste sanitario. Los varones por su parte pueden desarrollar orquiepididimitis y potencialmente infertilidad, las mujeres pueden desarrollar cuadros sistémicos agudos o crónicos que pueden ser letales, o pueden tener consecuencias negativas en su sistema reproductor volviéndolas infértiles.
La promoción de salud reproductiva y sexual de los jóvenes debe ser individualizada sobre la base de las necesidades específicas de desarrollo bio psico social del adolescente. Para esto es necesario un personal capacitado en conceptos basados en el Hecho Sexual Humano y que sepa trasmitirlos adecuadamente desde su área de actuación. Probablemente el personal sanitario en su conjunto, sean de los profesionales con mayor capacidad de actuación, no solo por su gran presencia en varias áreas relacionadas a la atención de niños y adolescentes, sino por su estatus como profesionales frente a la comunidad, dándose por sentados, sus conocimientos sobre salud sexual
Urología y Medicina Sexual